lunes, 3 de octubre de 2011

Las escuelas Rudimentaria


      LAS ESCUELAS  RUDIMENTARIAS

Antes de la Revolución en el país mexicano existía una filosofía muy discriminatoria hacia los campesinos y personas del campo, a pesar del gran trabajo que realizan cotidianamente para que no falte el pan de cada día.
Para el año de 1912, en virtud de una Ley Federal dictada en el año anterior, comenzaron a aparecer las primeras escuelas destinadas al campo. En estas escuelas solamente se enseñaba a hablar, leer y escribir el idioma castellano y a ejecutar las operaciones fundamentales y usuales de la aritmética. Es entonces cuando se crea la Ley Federal de Instrucción Rudimentaria. Las escuelas nacidas en virtud de esa ley s
e llamaron escuelas rudimentarias porque en realidad, solo habían sido concebidas para alfabetizar e impartir los rudimentos de la instrucción. Después algunos maestros comenzaron a denominarlas irónicamente escuelas de peor es nada, porque es claro que peor era que en las áreas rurales no hubiera habido escuelas de ninguna clase.
En esta ley se consideraba lo siguiente: enseñaran a hablar, leer y escribir el castellano y a ejecutar las operaciones fundamentales y usuales de la aritmética, se impartirían las clases a dos cursos a lo sumo, no era obligatoria y se impartiría a quienes asistan, sin distinción de edad ni sexo, distribuir alimentos y vestidos a los educandos que los necesitaran en medida de la posibilidad del gobierno.
Pero ésta no era la escuela que el indio y el mestizo de las áreas rurales necesita, porque con ella y sin ella la vida de miseria y de incultura que llevaba seguía permaneciendo en el mismo plano inferior en que se encontraba.
Por tal motivo se realizó una encuesta a varias personas de diferentes profesiones acerca del tema de las escuelas rudimentarias, tal encuesta resultó sumamente interesante, pues enriquece ampliamente en todas sus direcciones cardinales el concepto de la escuela que debería ponerse en lo porvenir al servicio de la población rural, india o no india, del país.
Algunos dijeron que lo que se necesitaba era educación y no instrucción, otros mas opinaron que no se comenzara la tarea de crear escuelas sino hasta cuando estuvieran listos los maestros competentemente preparados en las escuelas normales rurales y, una opinión mas era de que los maestros destinados a las regiones indígenas hablaran los idiomas que ahí mismo se practican.
Esto daba paso al mejoramiento de las escuelas y la educación en lugar de una simple instrucción, de igual manera al incorporamiento de otras asignaturas al plan de estudios.





LEY DE EDUCACIÓN RUDIMENTARIA

En 1911 cuando era ministro de Educación Jorge Vera Estañol, se le hizo el encargo a Torres Quintero de organizar en el país este sistema educativo bajo el título de “Educación Rudimentaria”, quien era el Director de Educación Primaria, para ello se expidió la ley el 10 de mayo de 1911, cuando el gobierno de Díaz expiraba.

Durante el periodo presidencial [interino] de Francisco León de la Barra, siendo secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes el Dr. Francisco Vázquez Gómez, decretó el 1° de junio de 1911 la ley de Instrucción Rudimentaria, que era una repetición de la de Jorge Vera Estañol de mayo del mismo año. La cual respondía a las demandas del Partido Liberal Mexicano de proporcionar educación al pueblo. (Meneses, 1986: 89-90).

Sin embargo, la iniciativa de extender la educación rudimentaria a los indígenas partió de Francisco Belmar, José L. Cossío y Esteban Maqueo Castellanos, cuya sociedad Indianista Mexicana había nacido en 1910 para promover el interés por los grupos aborígenes de México.

El 17 de abril de 1911, Belmar, pronunció una conferencia ante el grupo de “Young Men Christian Association” en ella denunció la indiferencia de las clases privilegiadas y las perentorias necesidades de los indios y campesinos. Señaló, las autoridades mexicanas, están “demasiado ocupadas en asuntos administrativos, comerciales y religiosos para prestar atención a los asuntos sociales de los indios…” Posteriormente la sociedad Indianista Mexicana, con la finalidad de obtener información de los grupos indígenas para enseñarles español, estableció sucursales en la mayoría de las ciudades del país. (Meneses
1986:90)

La ley planteaba de manera resumida en seis artículos, lo siguiente:
• Impartir y difundir entre los grupos analfabetas, en especial los indígenas los conocimientos de:
      Habla castellana.
      Lectura.
      Escritura.
      Operaciones usuales de aritmética.

Dependería de la Dirección de Educación Primaria
·         Se impartirá en dos años
·         Se establecerían las escuelas de acuerdo a las distintas necesidades que sugieran en las diferentes regiones del país.

Esta ley no afectaba los preceptos de educación de cada estado de la República.
El ejecutivo reglamentaría esta ley (Meneses, 1983: 632-634).
Poco después de que Belmar pronunciara su conferencia, apareció el decreto de creación de las escuelas rudimentarias, mismo que el partido Popular Evolucionista, al que pertenecía Jorge Vera Estañol, incluyera en su programa (Meneses 1986:90).

Más tarde, en julio de 1912, Gregorio Torres Quintero fue nombrado como encargado de la Sección de Escuelas Rudimentarias (AGN, IPyBA, c. 308, exp. 17, f.4), nombramiento al que renunció el 28 de agosto de 1913, durante el gobierno de Victoriano Huerta, quedándose en su lugar el señor profesor Ponciano Rodríguez (AGN, IPyBA, c. 280, exp. 28, f. 18).
Su renuncia a la letra dice así:
“Como se sirvió Ud. indicármelo ayer, en virtud de la diferencia de ideas que dijo Ud. existía entre nosotros en lo que respecta al servicio de la Instrucción Rudimentaria en la República, tengo a honra enviar a Ud., por medio de la presente, la forma renuncia del cargo de Jefe de la Sección de Instrucción Rudimentaria en la Secretaría del digno cargo de Ud.”

Lamentablemente este esfuerzo del agonizante régimen porfirista, tal vez como lo menciona Meneses con el objeto de hacer una treta cosmética que cubriera la gran carencia que se había tenido durante todo el régimen hacia la educación rural, llegó demasiado tarde, sin embargo la ley quedó y con ella un intento que se prolongó hasta 1912-1913 cuando durante la presidencia de Francisco I. Madero el subsecretario de Instrucción Pública Alberto J. Pani realizó una encuesta para conocer la opinión de los maestros de todo el país sobre este tipo de educación
Alberto J. Pani, en 1912, publicó, un estudio diagnóstico sobre la ley de
Instrucción Rudimentaria, en el cual se afirmaba que las principales dificultades a las que se enfrentaba la instrucción rudimentaria, eran producto de “1) las condiciones especiales de nuestro pueblo; su nivel mental y la naturaleza de la población; 2) la estrechez de presupuesto y 3) las imperfecciones de la ley.” Fundamentó sus afirmaciones en la cantidad de analfabetas en edad escolar que era de 3 615 320; adultos 6 709 164 con un total de 10 324 484, lo que representaba en esa época una cantidad bastante grande, considerando la diversidad étnica, cultural y lingüística, de la población demandante de atención; la escasa disposición de recursos económicos para tal empresa y lo que él consideraba defectos técnicos del programa: brevedad de tiempo del programa; la no promoción de una educación integral; la carencia de personal docente, de espacios físicos y recursos materiales y económicos para llevar a cabo tal empresa. (Meneses, 1986:91).

En ese mismo documento, Pani propone, como alternativa de solución a dichas dificultades, la modificación del decreto en los siguientes artículos: restringir las escuelas a los individuos en edad escolar; omitir la ayuda alimenticia de parte del gobierno; si no había recursos para la instrucción, menos los había para la alimentación; ampliar el plazo a tres años, incluyendo conocimientos, a los que llama indispensables como nociones de geografía, historia patria, talleres de dibujo y trabajos manuales; así mismo sugirió que se abrieran escuelas de prácticas agrícolas e industriales por región; e indico que existía la necesidad de formar al personal docente en las escuelas normales regionales y organizar el servicio de manera tal que se evitara la resistencia al mismo. (Meneses 1986: 91-92)
Entre los encuestados aparece el comentario de una maestra colimense Juana Ursúa quien primeramente felicita al Ing. Pani por la aparición de esta Ley, que va encaminada a establecer las Escuelas Rudimentarias en todos lo pueblos alejados de las grandes poblaciones, lo que permitirá elevar el nivel de las clases humildes.

En este escrito ella hace alusión a otro que había hecho sobre el “estado de abyección (sic)” en que se encontraban las clases humildes de su tierra natal, Colima, pero también de Guadalajara, Puebla, Ciudad Juárez y la ciudad de México, todos ellos lugares adonde ella había trabajado y por lo tanto conocía bien sus condiciones, opinando que “está muy bien que al menos se les proporcione una instrucción rudimentaria”. Sobre todo ella se conduele del estado de miseria y atraso en que viven los indígenas, menciona como ella ha instruido a muchas niñas “hijas de desvalidas viudas”, hijas de proletarios donde el haber aprendido un oficio les ha permitido ayudar a sus familias, gracias a los trabajos manuales que les ha enseñado, siempre gratuitamente, y a veces regalándoles el material, tales como los vaciados de cera y toda elaboración de esta materia en flores y adornos... y otros más que describe, mismos que se encuentran dentro de los tan mencionados oficios propios de las mujeres (AGN, IPyBA, v. 306, exp. 1, fs. 292-295).

Los resultados de esta encuesta fueron en general desalentadores, así como la posición de Pani frente a la ley y su programa, las críticas fueron muy fuertes, además ese año Torres Quintero renunció a la Dirección de Instrucción Primaria, todo ello dejo la ley en el olvido y en intrascendencia por el momento.

El aspecto mas importante que nos dejó la ley a la posteridad fue que por primera vez el gobierno federal aceptó la responsabilidad de la educación de este sector a nivel nacional, cuando el ministerio de Instrucción Pública se dedicaba exclusivamente al Distrito Federal y Territorios, en esta ocasión su jurisdicción fue nacional (Aguilar, 1988: 21).






Bibliografía:
Rodriguez Alvarez, Ma. De los A. Primigenio esfuerzo por la Educación Indígena, La Educación Rudimentaria 1911-1913. México.
Rescatado de:


Bibliografía de la autora:

Meneses Morales, Ernesto, Tendencias Educativas Oficiales en México 1821 – 1911,  México, Porrúa, 1983.

Meneses Morales, Ernesto, Tendencias Educativas Oficiales en México 1911 – 1934,  México, Porrúa, 1986.

Aguilar Padilla, Héctor, La educación rural en México,  México, SEP, 1988.

2 comentarios:

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  2. ¡Qué doloroso! Y pensar que son los abuelito y Padres de nosotros que somos abuelitos actuales, y seguimos viendo la inequidad e injusticia

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